Nuestra experiencia trabajando con azulejos y pavimentos en Chamartín nos hace sobradamente sabedores de lo delicado que resulta trabajar en ocasiones con este tipo de superficies. Taladrar un simple azulejo es una tarea sencilla, pero que si no sabemos hacerlo bien, corremos el riesgo de resquebrajar irremediablemente toda la pieza. Otro peligro es que la broca resbale en el momento que empezamos a taladrar, rayándose así la superficie del azulejo.
En el momento de elegir el punto donde se realizarán la perforación, evitaremos las juntas entre azulejos. Es frecuente que al introducir el taladro entre la junta de dos azulejos termine agrietándose uno de ellos. Resulta más seguro efectuar la perforación en el centro del azulejo.
Una manera sencilla de minimizar estos riesgos consiste en colocar una tira o dos de cinta aislante pegada al azulejo, y que cubran el punto que deseamos agujerear. Otra medida que podemos tomar consiste en marcar el punto que vamos a taladrar haciendo una pequeña muesca, dando un golpecito seco en la pared con una broca pequeña o un punzón. Si hacemos esto correctamente, eliminaremos un minúsculo fragmento del esmalte del azulejo. En este pequeño punto podremos usar el taladro minimizando la posibilidad de resquebrajar el resto del azulejo.
Dependiendo del tamaño del orificio que deseamos realizar, será conveniente utilizar dos brocas. Primero utilizaremos una broca pequeña, y si luego fuera preciso agrandaríamos el agujero hecho con la broca mayor.
Siempre que sea posible, emplearemos brocas de una aleación conocida como widia (carburo de wolframio o tungsteno).
Los azulejos y pavimentos en Chamartín que ofrecemos a nuestros clientes, son de la mejor calidad y tienen una gran resistencia. No obstante, siempre es recomendable ser cuidadoso para preservar su integridad.
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